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viernes, 24 de mayo de 2013

Zahúrdas ancestrales.



Sin la justa consideración de propios no será posible llegar a “poner en valor” este tipo de construcciones, que yacen, prolíficamente desperdigadas, por toda la Comarca de los Pedroches.

Dibujo: Jesús Javier Redondo Herrero.


Santuario de la Virgen de Luna.

Para la elaboración de este artículo nos concentraremos en tres parajes colindantes (de SE a NO);”La Majadilla Baja”, “El Portezuelo” y “La Motilla”; situados, todos ellos, en el término municipal de Pozoblanco. Estos tres parajes se localizan encima del “Batolito de Los Pedroches”; sumergidos, de mayor a menor medida, en el encinar adehesado más prolífico, por denso y extenso, del mundo.
Cruz del Portezuelo.

MAJADILLA BAJA I:

Como su propio nombre indica, se localiza en el paraje denominado “Majadilla Baja”; es decir, en las  inmediaciones de “Almadenes del Soberbio”:” Importante explotación minera de calcopirita aurífera, en época romana”(1).
A escasa distancia se hallan algunos túmulos de enterramiento asociados al periodo Calcolítico, en los parajes de “Navarredonda”  y  “Puerto Luna”, próximos al Santuario de la Virgen de Luna y; un abrevadero, perteneciente al Cordel de la Campiña o Camino de Pozoblanco a Adamuz.

Majadilla Baja I.

 PORTEZUELO  I:

Localizada junto al alojamiento rural “El Encinar - Casa del Portezuelo”, muy cerca del cruce de caminos señalizado por la cruz de granito del mismo nombre; próxima a la “Dehesa de Quirós”, lugar donde se encuentra ”un filón de calcopirita atacado por dos embudos de 30 m. de diámetro, una débil  fundición, manifiesta por escorias, y, un hábitat romano bastante importante”(1); asi como un conjunto conformado por varios túmulos de enterramiento, supuestamente pertenecientes  al Calcolítico (unos 2.800 años antes de nuestra era).

Portezuelo I.
MOTILLA I:
Justo al lado del “Camino de la Cucharera”,  junto al cauce del arroyo “Guadarramilla”, llamó poderosamente nuestra atención esta zahúrda, pues, a pesar del estado de ruina en el que se encuentra, es la única de plantas ovaladas que hemos localizado de momento.
Motilla I.

Dichos monumentos, tradicionalmente ignorados en los diversos inventarios etnológicos, aún  pueden visitarse aquí, directamente asociados a la ancestral crianza del cerdo ibérico; así como, al variado elenco de yacimientos arqueológicos que procura catalogar, oficialmente, D. Silverio Gutiérrez Escobar.
También es digna de mención la soberbia presencia de labores mineras de época  romana, que fueron  desarrolladas en colaboración con los indígenas autóctonos que habitaron la zona.

Poco sabemos acerca del tiempo que hace que fueron construidas las zahúrdas. El comentario  más común de todos los que hemos escuchado,  suele determinar que, probablemente, se edificaron a mediados del siglo XIX.
Después de echarle algún que otro vistazo a éstas y a otras muchas zahúrdas más, tan solo hemos encontrado una única inscripción petroglifa que, tal vez, pudiera servir para datar sus orígenes constructivos en el siglo XVIII, pues; en la cara exterior de una de las piedras inferiores, sobre la que fue levantada la zahúrda de “Motilla I”, llega a leerse:

Motilla I.

La orientación geográfica común a estas tres zahúrdas es NE-SO, de significativo valor bioclimático en la zona que,  junto con las características de diseño empleadas en su sobria construcción, recuerdan el enorme esfuerzo que supuso su edificación.
Las dimensiones externas de todas ellas se aproximan a las de un cuadrado de unos 10 m. de lado; perímetro conformado por una o dos naves cubiertas directamente comunicadas a un patio que completa la planta de dichas zahúrdas, pues; el resto del perímetro se cerró, uniendo los extremos de la parte cubierta, por medio de una o dos paredes, dispuestas para ordenar el acceso al conjunto.

Una de las razones por las que hemos elegido estas tres zahúrdas, aparte de su vecindad, se debe al hecho de que muestran diversas variedades constructivas:
“Majadilla Baja I” está compuesta por una sola nave en forma de U, mientras que; “Portezuelo I” está formada por dos naves rectangulares paralelamente enfrentadas entre si; del mismo modo que, el conjunto de “Motilla I” está conformado por dos recintos de planta oval, con sus respectivas naves en forma de media luna, de interiores construidos de forma similar a los de  “Portezuelo I”.

Majadilla Baja I.
Contemplar su interior parece transportarnos a otros yacimientos de reconocido valor turístico-arqueológico; por poner un ejemplo, al yacimiento Ibero de “Toya” - Cámara sepulcral situada en Peal del Becerro-, cuya reproducción a tamaño natural  puede visitarse en el Museo Provincial de Jaén.
Aunque la mayor similitud no dejamos de encontrarla entre los interiores de “Majadilla Baja I” y el Corredor de paredes de mampostería y cubierta adintelada  del Dolmen de “El Romeral”, en Antequera.


El Romeral, Antequera.

Las dimensiones interiores de la zahúrda “Majadilla Baja I” son de 130 cm. de ancho en su base y de 75 cm. entre la parte más alta de sus paredes, que elevan el habitáculo a 160 cm. de altura -a lo largo de sus 30 m. de longitud-; otorgándole a su sección un aspecto de alzado trapezoidal.


Motilla I.

El interior de la techumbre de “Majadilla Baja I” fue rematado mediante baldas de granito, colocadas transversalmente encima de ambas paredes; sin embargo, en “Portezuelo I” y “Motilla I” hemos llegado a suponer cierta  pretensión constructiva orientada a conformar una especie de bóveda de cañón, hecha a base de piedras irregulares solidariamente encajadas, para tratar de sobrevivir, en pié, el paso del Tiempo. 
Más o menos inminente al definitivo derrumbe de todos éstos monumentos, tan solo cabe felicitarnos por la oportuna iniciativa PRIVADA resuelta por D. Juan Moreno García, en favor de la adecuada rehabilitación de una zahúrda de su propiedad: “Portezuelo I”.


Portezuelo I.


1) GARCÍA ROMERO, J. (2002). ” Minería y metalurgia en la Córdoba Romana”. Servicio de publicaciones. U.C.O. p 192.
P.D.: Para la elaboración de éste articulo; queremos agradecer, en primer lugar, la colaboración de todos los antepasados nuestros que participaron en la construcción de las “zahúrdas”, y, de todas las personas que las mantuvieron, o las mantienen aún, en pié –como es el caso de Juan Moreno García-.
La primera de las ilustraciones de este reportaje -croquis que nos ayudará a hacernos una composición del lugar donde ubicar cuanto aquí se relata- son obra de Jesús Javier Redondo Herrero.
Del mismo modo que los trabajos de campo y de innovación tecnológica, hasta llegar a configurar el tedioso primer borrador, fueron alentados por Rosario Villarreal Rubio.
Sin la guía y compañía de José Luis Fernández García jamás hubiéramos sabido de la existencia, ni localización, de la inscripción labrada en piedra.
Gracias a todos ellos, y, en su caso, a todos aquellos propietarios de zahúrdas que se animen a seguir conservándolas como seña de identidad de la comarca, - mejor si es con la ayuda y el oportuno asesoramiento de la Administración- pues, nuestros hijos y/o sobrinos podrán conocer y disfrutar mejor el patrimonio heredado de sus antepasados

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